Somos un tren
imposible de detener.
Hacemos del suelo
el cielo
de cero a cien.
Aún a esa velocidad
hice una lista
de las cosas tan tuyas
que pude contemplar:
Los gestos
que acompañan
a tu sinceridad.
El texto color
verde
buena suerte.
La mirada después
del puente
que se levantó
haciendo cruzar
a tu ojalá y al mío.
¿Te acuerdas de
todas esas miradas?
En que sí, pero quizás no.
Resulta que siempre fue sí.
Todas mi flores son para ti.
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