Nos enseñan que
la muerte
tiene un camino
de sombra y
avisa cuando va a llegar.
Pero a veces también
la muerte sabe a
mermelada sin
conservadores
y queso rognoni.
Y en medio de su llegada
el amor que todo lo pudo
no tiene más remedio
que dejarla pasar.
Conocí una mujer
que aún en su tormenta
se mantuvo
fuerte como un roble
recuerdo que lo vio
por última vez
y le susurró
palabras dulces rusas
y prometió solo
quedarse
con la imagen
del hombre
robusto y barbudo
del que se enamoró.
Los burócratas de
la muerte
hicieron lo suyo
y ella
fuerte como un roble
decidió
que ese no era un
buen sitio
donde lamentarse.
A veces
en un solo día
vives más
de una vida.
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