La estructura pedagógica del conectivismo y su impacto en la educación superior
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La estructura pedagógica del conectivismo y su impacto en la educación superior

Introducción

En el siglo XXI, el avance tecnológico y la proliferación de la información digital han generado una profunda transformación en los paradigmas educativos tradicionales. Emergiendo como una respuesta teórica y práctica a estos desafíos, el conectivismo se presenta como un marco revolucionario para entender el aprendizaje en la era digital. Este ensayo se propone desglosar los fundamentos del conectivismo, examinando su concepción del aprendizaje, la interacción pedagógica que promueve y las metodologías de evaluación que sugiere, con el fin de dilucidar su aplicabilidad y potencial transformador en el ámbito de la educación superior.


Origen y Principios Fundamentales

El conectivismo, propuesto inicialmente por George Siemens en su artículo seminal "Connectivism: A Learning Theory for the Digital Age" en 2005 y posteriormente desarrollado y expandido por Stephen Downes, representa una ruptura paradigmática con las teorías educativas tradicionales, situándose como una respuesta a las demandas de la era digital. Este nuevo paradigma pedagógico surge en un contexto caracterizado por el rápido avance tecnológico y la creciente digitalización de la información, que han transformado no solo cómo accedemos al conocimiento, sino también cómo interactuamos, colaboramos y aprendemos.


Este modelo nace de la observación crítica de las limitaciones inherentes a las teorías de aprendizaje previas, como el conductismo, el cognitivismo y el constructivismo, para abordar los desafíos educativos en un mundo cada vez más interconectado y tecnológicamente mediado. Siemens y Downes reconocieron que en un entorno donde la información es vasta, fluida y distribuida, el aprendizaje no puede concebirse meramente como la adquisición o construcción interna de dicha información. En cambio, argumentaron que el aprendizaje en el siglo XXI implica la habilidad para navegar a través de redes complejas de conocimiento y establecer conexiones significativas entre distintos nodos.


Dicho modelo postula una serie de principios que lo distinguen de las teorías de aprendizaje tradicionales:

  1. Aprendizaje como un Proceso de Conexión de Nodos: En el corazón del conectivismo yace la idea de que el aprendizaje ocurre a través de la capacidad de conectar nodos de información, ya sean conceptos, ideas o experiencias. Esta conexión se facilita a través de la utilización de tecnologías digitales, que permiten el acceso instantáneo a vastas cantidades de información.

  2. El Conocimiento se Distribuye a través de Redes: Sostiene que el conocimiento reside no solo dentro del individuo, sino también en la red de conexiones que forma con otros y con diversas fuentes de información. Este principio subraya la importancia de las redes sociales y tecnológicas en el proceso de aprendizaje.

  3. La Capacidad de Conocer es más importante que lo que se Conoce: Dado el rápido cambio y la obsolescencia del conocimiento, el conectivismo enfatiza la importancia de la habilidad para aprender y adaptarse. La capacidad de acceder y conectar con nueva información es mucho más útil que el conocimiento estático previamente adquirido.

  4. Fomentar y Mantener Conexiones: El aprendizaje efectivo depende de la habilidad para buscar, filtrar, y sintetizar información en redes de conocimiento, y de mantener estas conexiones a lo largo del tiempo para facilitar el flujo continuo de aprendizaje.

  5. La Toma de Decisiones como Proceso de Aprendizaje: Reconociendo el entorno de información en constante cambio, el conectivismo ve la toma de decisiones como un elemento integral del aprendizaje. La capacidad para seleccionar qué conexiones formar y qué información incorporar es fundamental en este proceso.


Aprendizaje

Desde la perspectiva del conectivismo, el aprendizaje es entendido como la capacidad de forjar y transitar a través de redes de información y conocimiento, una noción que coloca a las decisiones sobre qué aprender y cómo interpretar la información en el centro del proceso de aprendizaje. Siemens (2005) articula que estas decisiones, influenciadas significativamente por el contexto de la red, son fundamentales en el proceso de aprendizaje, marcando distancia de la noción de aprendizaje como una simple adquisición de conocimientos predefinidos.

En este marco, el aprendizaje autónomo adquiere una nueva dimensión, enfatizando la importancia de la autonomía del aprendiz en la navegación por la vastedad de información disponible en la sociedad del conocimiento. Los aprendices se convierten en agentes activos de su educación, responsables de identificar, evaluar y sintetizar información de diversas fuentes para construir su propio conocimiento. Esta autonomía va de la mano con un reconocimiento del valor del aprendizaje colaborativo, donde la co-construcción del conocimiento se realiza a través de la interacción con otros. En el conectivismo las comunidades de aprendizaje son cruciales para el proceso educativo, ya que proporcionan un espacio para el intercambio de ideas, la crítica constructiva y el soporte mutuo, facilitando así un entorno más dinámico y enriquecedor. Por lo tanto, el aprendizaje no se limita a la mera adquisición de conocimiento; es un proceso continuo de conectar especializaciones, donde la habilidad para aprender y adaptarse se convierte en esencial. En este sentido ofrece un marco teórico que no solo reconoce la importancia de las tecnologías digitales en el aprendizaje, sino que también aboga por una reevaluación de lo que significa aprender en el siglo XXI.


 Cambio de Roles: Educador y Estudiante

El conectivismo, al replantear las bases sobre las cuales se asienta el proceso educativo, promulga un cambio significativo en los roles tradicionales de educadores y estudiantes, incitando a una transformación profunda en la dinámica pedagógica. Este cambio de paradigma se centra en la transición del educador de ser un transmisor de conocimientos a convertirse en un facilitador de conexiones, una evolución que responde de manera directa a las exigencias de la sociedad del conocimiento y la era digital. El papel del educador evoluciona hacia el de un orientador y mediador en el proceso de aprendizaje. Su tarea principal deja de ser la de impartir conocimiento de manera directa y se transforma en la de guiar a los estudiantes en la exploración de redes de conocimiento, asistiéndolos en el desarrollo de habilidades críticas para filtrar, analizar y aplicar la información obtenida de estas redes. El educador, en este contexto, se posiciona como un facilitador que promueve el acceso a recursos, fomenta la interacción y colaboración entre los estudiantes, y estimula la reflexión crítica.

Este enfoque implica una mayor flexibilidad y apertura por parte del docente, quien debe estar dispuesto a explorar nuevas tecnologías y metodologías pedagógicas, y a reconocer y valorar el conocimiento que los estudiantes aportan al aula. La figura del docentese convierte, entonces, en la de un aprendiz permanente, comprometido no solo con la enseñanza sino también con su propio proceso de aprendizaje continuo.


En consonancia con la redefinición del rol del educador, el conectivismo concibe al estudiante como un constructor activo de su propio conocimiento. Lejos de ser receptores pasivos de información, los estudiantes son alentados a tomar un papel activo en su educación, buscando, conectando y sintetizando información de múltiples fuentes y colaborando con otros para expandir su comprensión del mundo.

Este modelo pone énfasis en la autonomía del aprendiz, impulsándolo a desarrollar habilidades de autogestión del aprendizaje, como la capacidad de establecer objetivos de aprendizaje personales, identificar recursos relevantes, y evaluar críticamente su propio progreso. Al hacerlo, los estudiantes no solo adquieren conocimientos específicos de un campo de estudio, sino que también desarrollan competencias esenciales para el aprendizaje continuo y la adaptación a entornos cambiantes.


Esta estructura pedagógica promueve, por tanto, una relación horizontal, en la que educadores y estudiantes interactúan como colaboradores en el proceso de aprendizaje. Este enfoque dialógico contrasta con modelos educativos más tradicionales, en los que prevalece una jerarquía marcada y una dirección unidireccional en el flujo del conocimiento.

La concepción del aprendizaje como un diálogo continuo entre iguales fomenta un entorno educativo más inclusivo y democrático, donde las contribuciones de todos los participantes son valoradas y donde la diversidad de perspectivas y experiencias enriquece el proceso educativo. Al final, este cambio de roles no solo prepara a los estudiantes para navegar por un mundo interconectado y en constante cambio, sino que también impulsa a los educadores a repensar su práctica docente, adaptándola a las necesidades y desafíos de la sociedad contemporánea.


Desafíos en la evaluación

Abordar los desafíos de la evaluación en el contexto del conectivismo implica profundizar en la complejidad inherente a este enfoque pedagógico y encontrar maneras de medir eficazmente los procesos de aprendizaje que son intrínsecamente dinámicos y distribuidos. Los desafíos se centran no solo en evaluar el resultado del aprendizaje, sino también en capturar el proceso a través del cual los estudiantes llegan a esos resultados, reconociendo la importancia de las conexiones y la aplicación del conocimiento en contextos variados. En ese sentido, uno de los principales desafíos es medir cómo los estudiantes establecen y utilizan conexiones dentro de sus redes de aprendizaje. No se trata solo de evaluar la cantidad de información que un estudiante puede recopilar, sino más bien de cómo selecciona, interpreta y teje esta información en un marco coherente de conocimiento. Esto implica una evaluación que pueda discernir la calidad de las conexiones hechas por el estudiante y su capacidad para integrar diversas fuentes de información de manera crítica y creativa.

Por otro lado, evaluar la contribución individual al conocimiento colectivo presenta desafíos significativos, ya que requiere identificar y valorar no solo el producto final del aprendizaje colaborativo, sino también el proceso de interacción, participación y construcción conjunta del conocimiento. Esto exige el desarrollo de herramientas evaluativas que puedan capturar la naturaleza dinámica de la colaboración y la interacción entre pares.


Al enfatizar en la importancia de las habilidades metacognitivas y de aprendizaje autónomo, incluyendo la capacidad de los estudiantes para autogestionar su proceso de aprendizaje, evaluar críticamente sus fuentes de información, y reflexionar sobre su propio aprendizaje, evaluar estas habilidades presenta un desafío mayor, ya que requiere ir más allá de los métodos tradicionales de evaluación para incorporar estrategias que permitan a los estudiantes demostrar su proceso de pensamiento, su capacidad para plantear preguntas significativas, y su habilidad para adaptar su aprendizaje en función de sus necesidades y objetivos.


Para superar estos desafíos, es esencial adoptar enfoques de evaluación que sean tan dinámicos y flexibles como el propio proceso de aprendizaje conectivista. Esto podría incluir:

  • Portafolios Reflexivos: Donde los estudiantes no solo recopilan trabajos que demuestran sus conocimientos y habilidades, sino que también reflexionan sobre su proceso de aprendizaje, las decisiones tomadas y las estrategias utilizadas.

  • Proyectos Aplicados: Que requieran que los estudiantes demuestren su capacidad para aplicar el conocimiento en situaciones reales, reflejando la integración y aplicación de conexiones entre diversos campos y contextos.

  • Evaluaciones Formativas Continuas: Que ofrezcan retroalimentación regular y en tiempo real sobre el proceso de aprendizaje del estudiante, permitiendo ajustes y reflexiones continuas tanto por parte del estudiante como del educador.

  • Herramientas de Evaluación Colaborativa: Como la co-evaluación y la evaluación por pares, que fomenten la responsabilidad compartida en el proceso de aprendizaje y permitan a los estudiantes participar activamente en la evaluación de su propio trabajo y el de sus compañeros.

Superar estos desafíos requiere un compromiso con la innovación pedagógica y la voluntad de experimentar con nuevas formas de evaluación que reflejen los principios del conectivismo. Esto no solo beneficiará a los estudiantes al proporcionar una evaluación más completa y significativa de su aprendizaje, sino que también enriquecerá el proceso educativo al hacerlo más relevante para las demandas de la sociedad del conocimiento.


Bibliografía

Siemens, G. (2004). Connectivism: A learning theory for the digital age. Recuperado de https://jotamac.typepad.com/jotamacs_weblog/files/Connectivism.pdf

Downes, S. (2012). Connectivism and Connective Knowledge: Essays on meaning and learning networks. National Research Council Canada. Recuperado de https://www.downes.ca/files/books/Connective_Knowledge-19May2012.pdf

Gutiérrez, L. (2012). Conectivismo como teoría de aprendizaje: conceptos, ideas y posibles limitaciones. Revista Educación y Tecnología, (1), 111-122. ISSN-e 0719-2495. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4169414

Observatorio de Innovación Educativa del Tecnológico de Monterrey. (2019). EduTrends: Credenciales Alternativas. https://observatorio.tec.mx/edu-news/credenciales-alternativas-report



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